
La mayoría de los libros sagrados del mundo hablan del Libre Albedrío.
El libre albedrío parece una cualidad inalcanzable de la vida y no la es.
Tenemos excusas para todo... no hay suficiente dinero, no hay suficiente tiempo, no soy suficientemente joven, cargo con muchas responsabilidades, la realidad es adversa...
La enorme oportunidad que se nos presenta frente a nosotros es el reconocimiento de nuestro papel como co creadores junto a nuestro Padre. Esa es nuestra cualidad divina, el uso y la evolución de esta virtud, es el LIBRE ALBEDRIO. Si nos seguimos deteniendo a nosotros mismos y poniendo nuestro poder en las manos de otros, periodistas que dicen que el mundo está mal, que el terrorismo está creciendo, y seguimos viendo sólo esta parte de la realidad, lo único que hacemos es seguir haciéndonos adictos al dolor. Requiere de mucho coraje, de mucha valentía, aceptar nuestra belleza, dejar de cargar con nuestras responsabilidades para encarnarlas y hacer el espacio, el silencio para oir nuestra verdadera voz, sin condicionamientos. Estamos acostumbrados a pensar en el sacrificio, como el dolor antes del dolor, el sufrimiento para la liberación. Y el sacrificio como concepto es una palabra que significa todo lo opuesto, Dios NO NOS PIDE DOLOR, o mejor dicho Dios nos pide, que dejemos el dolor atrás.
Ese es el concepto de sacrificio, un oficio sagrado para dejar el dolor en el altar de Dios, pararme en el presente y VER con FE.
Pues todo lo que se pierde en la vida, o no era nuestro, o dejó de ser bueno para nosotros...
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