martes, 13 de diciembre de 2011
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¿Cree que alguna de sus intervenciones ha sido bastante mala?
No se preocupe; no se valora un detalle concreto, sino la actitud
del candidato a lo largo de toda la dinámica.
¿Y si algo de lo que Ud. dice provoca una expresión de disgusto
en la persona que dirige la dinámica? Tampoco hay razones
para sufrir. Algunos dinamizadores fingen no gustarle lo
que dicen los candidatos para ver cómo reaccionan.
En realidad, la dinámica no es exactamente una prueba que
superar, sino una manera más de evaluar la personalidad y las
capacidades de alguien. No se trata de ganar un empleo como
si fuera la lotería, sino de encontrar aquel puesto de trabajo que
encaja con tu manera de ser.
TESTS DE PERSONALIDAD:
• ¿QUÉ NOS DICEN?
No son exámenes que se pueden aprobar o suspender. Son
pruebas que tratan de develar los rasgos principales de nuestra
personalidad. Y ésta no es, ni buena ni mala. Tienen un objetivo,
pero éste no es saber cómo somos en nuestra vida privada,
sino determinar hasta qué punto nuestro carácter se adecua a
un puesto de trabajo concreto y tratar de predecir nuestra conducta
en el ámbito laboral.
• ¿QUÉ MIDEN?
Existen dos tipos de tests: los psicométricos y los proyectivos.
Los primeros dan resultados numéricos que luego debe interpretar
el técnico de selección; los proyectivos, en cambio, se
basan únicamente en la interpretación del profesional, que ha
de ser un psicólogo. El test proyectivo más popular es el de Roschach,
aquel en el que la persona debe decir qué ve en una serie
de manchas y figuras dibujadas sobre una cartulina.
En el mundo de los recursos humanos y la selección de personal,
los más habituales son los tests psicométricos, series interminables
de preguntas con una redacción siempre similar:
algunos ejemplos habituales son las afirmaciones con respuesta
de “verdadero o falso” ("Cuando sé lo que el grupo tiene que
hacer, me gusta dar las órdenes") y las frases incompletas con
respuestas variadas ("Estoy interesado en: a) buscar un significado
personal a la vida, b) asegurarme un trabajo con un buen
sueldo").
Históricamente, el rey de estos tests ha sido siempre el estadounidense
16 PF, que mide dieciséis rasgos concretos de personalidad:
dominación, atención a las normas, autosuficiencia,
perfeccionismo… Rasgos que, a su vez, se engloban en cinco
grandes categorías. Aunque hay diversas denominaciones, básicamente
son las siguientes:
Extraversión o energía: aquí se incluyen la cordialidad, la dominación,
la actividad, la sociabilidad… Según los expertos, indica
una visión confiada y entusiasta de la vida, sobre todo en
las relaciones interpersonales. Es especialmente relevante en
puestos comerciales o directivos.
Afabilidad o amabilidad: los rasgos que incluye son confianza,
franqueza, altruismo… Importante para predecir la capacidad
personal de la empatía, de comprender sus preocupaciones.
Tesón o responsabilidad: referido a la precisión, la autodisciplina,
el orden, la perseverancia… Para muchos profesionales
de los recursos humanos, es uno de los factores que predicen
con más fiabilidad un buen rendimiento laboral.
Apertura mental: a la cultura, a las nuevas ideas y experiencias,
a los sentimientos… Sugiere capacidad de aprendizaje y de
adaptación al cambio, algo muy importante hoy día en el mundo
de la empresa.
Estabilidad emocional: indica la mayor o menor tendencia a
la ansiedad, la depresión, la hostilidad o la irritabilidad. La teoría
de las cinco grandes dimensiones de la personalidad está
tan asumida que otro de los tests más utilizados en selección
de personal lleva por nombre Big Five Questionnaire. Se desarrolló
originalmente en Italia y mide más o menos los mismos
factores que el 16 PF.
• ¿CÓMO AFRONTARLOS?
Tanto los técnicos de recursos humanos como los psicólogos
que trabajan en el ámbito clínico coinciden en que los tests son
fiables, pero no infalibles. Revelan con bastante exactitud la
personalidad y predicen en gran medida la conducta en el puesto
de trabajo. Entre otras cosas, porque los tests no surgen de
la nada. Están validados científicamente y sus resultados se comparan con la media de la población estudiados en cada caso (edad, sexo, categoría profesional…).
Muchas personas creen que se puede engañar en las pruebas
de personalidad, pero no es fácil, ni recomendable. El seleccionador
lo va a detectar y aunque asuma como normal una cierta
voluntad de agradar, valorará más a un candidato que se aleja
un poco del perfil ideal que a otro que no le ha dicho ni una sola
verdad.
Lo mejor, en definitiva, es contestar con la mayor sinceridad
posible. Sobre todo, porque es muy difícil saber qué se valora
más para cada puesto (no todo es tan sencillo como “comercial
= extravertido”; “contable = reservado”). Y porque todos los
expertos en selección, todos, tienen muy claro que el test de
personalidad es sólo un complemento a la prueba realmente
fundamental: la entrevista en profundidad.
Por último, sepan que el servicio fundamentalmente es siempre
POR UNO Y PARA LOS DEMÁS.
De ese modo, estarán gozando profundamente de la experiencia de dar.
El Servicio es producto de lo que Recibo.
Y Recibo lo que Acepto con Libertad y Gracia.
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